Uno de los principios del reino de los cielos es la siembra y la cosecha.
Cuando sembramos en la tierra una semilla, de cualquier tipo de fruto, el resultado es que crecerá un árbol frutal con muchos frutos.
En muchas ocasiones hemos deseado tener un árbol que nos produzca dinero y así poder vivir esa vida en libertad que todos deseamos.
Aunque no lo hayas notado, todos tenemos ese árbol con nosotros y se trata de nuestra propia vida; la palabra de Dios dice que cuando aceptamos a Jesús como nuestro salvador, automáticamente nos convertimos como árboles plantados junto a corrientes de aguas que dan su fruto a su tiempo y todo lo que hacemos prosperará (Salmos 1:3)
En las Escrituras Bíblicas encontramos una parábola que dijo Jesús a sus discípulos que es la del sembrador.
Se trataba de un hombre que comenzó a Regar semillas por todas partes, algunas cayeron en la calle, otras en medio de piedras, otras entre espinos, y otras en tierra fértil. El tipo de tierra donde caiga hoy la palabra de Dios depende de tu decisión y voluntad.
Yo puedo proporcionarte materiales que te impulsen a acercarte a Dios, nuestro Creador, y que puedas alcanzar la satisfacción para tu vida, pero la decisión es personal.
Lucas 6:38
Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.
Escribir comentario